
La autodestrucción es el nuevo camino a la iluminación, lanzarse al abismo y tocar su fondo mas oscuro es la nueva revelación, la revolución del espiritu, la redención a la medida del año 2009.
Yo lo eh descubierto, yo lo veo desde arriba, desde mi cárcel de dinero y dependencia y esperanza. Yo lo eh descubierto, no sé porqué, pero lo hice y te lo cuento a ti.
Eh visto, que con el pavor de la caída vertiginosa hacia el abismo me volverá la vida mas pura al rostro, y al tocar su fondo oscuro, silencioso y solitario, veré sin estorbos mi propia y tenue luz.
Por supuesto, este poema barato no tiene mayor sentido. Claro que no, no se supone que deba tenerlo. El lenguaje está sobre valorado, es inadecuado y se queda chico cuando se quiere expresar algo más allá de lo razonable y común, ejemplo? La palabra amor es una adecuación grotesca del lenguaje para algo que nadie sabe qué es, pero cuando alguien dice/escribe amor lo limita, lo mata, lo describe y lo define; eso hace el lenguaje que tan orgullosos nos hace sentir.
Se aplica para mi descubrimiento de esta noche, para el noble sendero óctuple del buda, para el sermón del cura y para las parábolas del cristo.
Para muchos a priori, autodestrucción y caos representan todo lo malo, lo rechazable, lo repugnante e incluso malvado; por supuesto que sí, lo es; para la masa, la chusma, y sobretodo para el oyente cómodo y obediente, estos dos términos representan la destrucción de su comodidad, de su base de vida, de su alimento procesado y listo para servir, de sus valores morales procesados y listos para asimilar. Representan el cambio radical, y la ciudad ah impuesto que el cambio se debe temer. El temor conduce por instinto a la violencia y no cabe ninguna duda, que el ciudadano defenderá con su muerte, la vida que le fue entregada en bandeja.
Eh aquí que nuevamente se aplica la ambigüedad del lenguaje comandado por la pereza mental de la mayoría de nosotros; el caos no puede ser malo, ni bueno, malvado ni bondadoso, estos son términos ambiguos usados para juzgar, términos muy usados por la chusma privada de iniciativa propia. OH, al parecer todos amamos el vicio de juzgar, pero el ser caótico no cae en vicios.
El ser caótico es el guerrero impecable en su voluntad de poder, es el mismo iluminado de antaño, es el santo, el que se conoce a si mismo, es el super-hombre de Nietzsche, es la aceptación de la vida fluida, y la aceptación de el hecho innegable de que somos seres que vamos a morir. El ser caótico y el guerrero es sincero consigo mismo, por lo tanto es capaz de reconocer el principio de las cosas, el origen verdadero, la naturaleza en bruto de todas las cosas, pensamientos y sentimientos. El ser caótico jamás cae en autocompasión ni en falsos super-egos, y jamás cae en el auto cinismo, el mentirse a si mismo por el mero hecho de que asi es mas cómodo.
El ser caótico sabe que está sólo, y acepta su soledad al igual que su muerte, sin resignación y sin desesperación. El ser caótico no depende de nadie más que de su propia voluntad, e intuye que la destrucción de la vida impuesta es el camino al caos.
La autodestrucción… es el camino al caos más adecuado para el lugar y tiempo preciso del ahora: la ciudad en el año 2009. La autodestrucción actual podría resumirse en el “non servium”, la objeción de conciencia de servir al sistema. No se trata de la ideología gastada de la revolución. Los revolucionarios perdieron, la gran máquina los devoró, los asimiló y hizo de ellos parte importante de su misma estructura; ahora, la revolución es un instrumento de la máquina para mantener su status quo.
El autodestructivo se convierte realmente en todo lo que es amoral, despreciable e impredecible para el ciudadano común, y utiliza los anti-valores; la sodomía, el morbo, la poligamia, la autoflagelación, la imparcialidad, la violencia, la indiferencia, etc. Utiliza estos anti-valores como un medio para desapegarse de a poco de la costra social que la máquina a impuesto sobre él toda su vida: materialismo, amenazas, educación, mentiras, miedos, conductas…
El autodestructivo utiliza estos anti-valores para lanzarse al abismo, y divisa el fondo del abismo como el caos.
El autodestructivo es el sesgo en la campana de Gauss, es el que escapa al promedio del centro y queda en los extremos de la curva. Quien se da cuenta de esto, quien reconoce con plena sinceridad el caos y quiere abrazar la vida, se aparta para siempre del promedio y comienza a mirar hacia lo marginal, busca su lugar naturalmente, y creo sinceramente que muchos de nosotros intuimos esto, pero el auto-cinismo nos gana y aparentamos estar en el centro de la curva, pero el guerrero no se queda con el pensamiento, se entrega a su muerte y actúa en vida.
El autodestructivo es la lacra social (los nazis estaban en lo cierto), es despreciable y no pertenece a la ciudad, por lo tanto, tiene motivos para temer.
¿Acaso la ciudad no lucha contra el vago y el delincuente, y todo lo diferente? Si que lo hace, con violencia, la ciudad siempre querrá aplastar al rezagado, y premiar y proteger al obediente promedio.
Si que hay motivos para temer, pero cuando se toma en cuenta la proximidad de la muerte, todo pierde importancia, incluso el miedo.
El caos simplemente es, es el orden natural y básico de la vida, todo sistema a la deriva tiende a un orden natural, el orden del caos, la palabra orden en sentido antropocéntrico es el desorden, es lo contrario a la vida.
El caos no puede ser malo ni bueno, pero si adecuado, incluso necesario, y ahora es cuando.